Catequesis del Papa
A continuación compartimos el texto completo de la homilía
de Francisco en la audiencia del miércoles 22. Francisco invitó a rezar cada
noche, “un Padre Nuestro por cada llaga de Jesús y pedir “Señor, si quieres,
puedes purificarme”.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
“Señor, si quieres, puedes purificarme!” (Lc 5, 12): Es la
petición que hemos escuchado dirigir a Jesús por un leproso. Este hombre no
pide solamente ser sanado, sino ser “purificado”, es decir, resanado
integralmente, en el cuerpo y en el corazón. De hecho, la lepra era considerada
una forma de maldición de Dios, de impureza profunda. El leproso tenía que
estar lejos de todos, no podía acceder al templo ni a ningún servicio divino.
Lejos de Dios y lejos de los hombres. Triste vida hacía esta gente.
A pesar de eso, ese leproso no se resigna ni a la enfermedad
ni a las disposiciones que hacen de él un excluido. Para llegar a Jesús, no
temió infringir la ley y entrar en la ciudad, cosa que no tenía que hacer, que
era prohibido, y cuando lo encontró “se postró ante él y le rogó: ‘Señor, si
quieres, puedes purificarme’”.
¡Todo lo que este hombre considerado impuro hace y dice es
expresión de su fe! Reconoce el poder de Jesús: está seguro que tiene el poder
de sanarlo o que todo depende de su voluntad. Esta fe es la fuerza que le han
permitido romper toda convicción y buscar el encuentro con Jesús,
arrodillándose delante de Él y llamarlo ‘Señor’.
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