“No tenemos palabras para expresar el dolor y la tristeza que nos conmueven esta tarde después de lo vivido en ocasión del comienzo del tratamiento de la reforma previsional.
Ninguna forma de violencia puede aceptarse. Como pastores de este pueblo, una vez más pedimos el diálogo y la consiguiente construcción de consensos como el único camino para la convivencia en la amistad social así como para la aprobación de leyes importantes que afectan al conjunto de la población, especialmente a los más pobres y frágiles.
En estos momentos los argentinos esperamos gestos de grandeza y pacificación de parte de los hombres y mujeres públicos.
Pedimos a nuestra Madre de Luján que cercano el nacimiento de Jesús en la Navidad, nos ayude a reencontrarnos en las diferencias, a vernos y a tratarnos como hermanos”.