Oficina de Prensa, Arzobispado de Paraná | Jueves 19 de octubre de 2017

 

Jornada de capacitación para Guías de la Catedral de Paraná

Para quienes capacitarse para realizar una guía de visita a la Catedral de Paraná, templo declarado Monumento Histórico Nacional, se ofrece una Jornada prevista para el 28 de octubre.

El encuentro tendrá lugar de 8.30 a 13.00 en la Catedral y está abierto a toda la comunidad. Tendrá una metodología de curso – taller y como instancia de evaluación se deberá realizar un trabajo en equipo cuyas pautas serán presentadas durante el desarrollo del Curso, y en fecha a ser anunciada ese día. 

Objetivos

Brindar las herramientas necesarias para una buena guía de visita al templo, desarrollar la imaginación y creatividad de los visitantes para revivir nuestra historia local.

Colaborar con la Iglesia Catedral y su comunidad en la preservación de su belleza arquitectónica y artística, pero a la vez resguardar el futuro del pasado, formando en los paranaenses y turistas la conciencia del cuidado de nuestra Cultura y nuestro Ambiente.

Abordará contenidos de tipo históricos, eclesiásticos, culturales, arquitectónicos y metodológicos y didácticos para una buena guía.

Los interesados, comunicarse al 4311441 de lunes a viernes de 8.00a  11.00 y de 17.00 a19.00.

 
 

Encuentro en Lucas González

En la tarde del miércoles 18 el Arzobispo Mons. Juan Alberto Puiggari concurrió a la Parroquia San Lucas Evangelista -en Lucas González-, a fin de acompañar a la comunidad en la Fiesta Patronal.

Previamente, Mons. Puiggari junto con María Inés Franck, de la Comisión Arquidiocesana de Protección de Menores, mantuvo un encuentro con personas que denunciaron abusos sexuales contra el P. Escobar Gaviria. Durante el encuentro, el Arzobispo escuchó con atención a todos los participantes y les expresó el profundo dolor de la Iglesia por la situación que están viviendo. Les manifestó un sincero pedido de perdón por ese sufrimiento ocurrido en el marco de la comunidad eclesial. 

Consultado sobre los pasos canónicos, les informó las acciones que se están desarrollando actualmente. Con respecto al posible resultado del procedimiento canónico, Monseñor remarcó que el mismo dependía enteramente de lo que dispusiera la Santa Sede. Sobre la sentencia penal ya habida en primera instancia en sede estatal, afirmó su respeto por el accionar de la Justicia, y que por esa razón la Iglesia debía colaborar y abstenerse siempre de cualquier tipo de interferencia a fin de que la Justicia pueda concluir eficientemente su tarea respecto al esclarecimiento de los hechos.

Finalmente, Mons. Puiggari puso a disposición de toda la comunidad de Lucas González la colaboración de la Comisión de Protección de Menores de la Arquidiócesis para ayudar a recomponer los vínculos en la medida de lo posible. Expresó que esta recomposición tomará su tiempo, pero que sólo se logrará con una profunda actitud de misericordia evangélica, que asuma toda la comunidad involucrada. Preguntado sobre medidas en concreto a tomar sobre la organización parroquial, Monseñor insistió en que la Iglesia en Lucas González debía volver a ser casa para todos los fieles, sin exclusiones de ningún tipo.

La reunión fue convocada por el Arzobispo a través de la Comisión de Protección de Menores y se desarrolló en un clima de cordialidad y escucha mutua.

Luego de la reunión, se celebró la Misa en la parroquia San Lucas Evangelista, con la presencia de gran cantidad de fieles, que luego se acercaron a saludar al Arzobispo. Durante la homilía, Monseñor resaltó la necesidad de que la comunidad de San Lucas pida con especial intensidad las gracias que necesita en este momento de sufrimiento, en el cual se ha hecho tanto daño a la Iglesia y a los fieles, en un proceso penal en el que hay chicos y jóvenes víctimas de esta comunidad. Ante tanto dolor, Mons. Puiggari llamó a levantar la mirada hacia Dios, por encima de todas las imperfecciones de los hombres, y reconocerse como discípulos Suyos. Pidió a la comunidad que tenga un corazón misericordioso que sepa perdonar y que recurra a una oración sincera para sanar las heridas. Sobre todo, resaltó la importancia de tender puentes, como nos pide el Papa Francisco, para que la Iglesia sea casa para todos, sin que nadie se sienta excluido ni ponga dificultades a otros para que entren. “La misión evangelizadora, como el Evangelio de ayer puso de manifiesto, nos lleva a mirar hacia adelante, sin detenernos en el camino y siguiendo el ejemplo de María que nos enseña a ser verdaderos discípulos”, consignó. 

 
Iglesia en el Mundo

Catequesis del Papa

Compartimos la catequesis de Francisco en su Audiencia General del miércoles 18. Allí el Papa habló sobre la esperanza cristiana ante la realidad de la muerte.

 “Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera poner en contraste la esperanza cristiana con la realidad de la muerte, una realidad que nuestra civilización moderna tiende siempre más a cancelar.

Tanto así que, cuando la muerte llega, para quien nos está cerca o para nosotros mismos, no nos encontramos preparados, privados incluso de un “alfabeto” adecuado para esbozar palabras de sentido en relación a su misterio, que de todos modos permanece. Y sin embargo los primeros signos de civilización humana han transitado justamente a través de este enigma. Podríamos decir que el hombre ha nacido con el culto a los muertos.

Otras civilizaciones, antes de la nuestra, han tenido la valentía de mirarla en la cara. Era un acontecimiento narrado por los viejos a las nuevas generaciones, como una realidad ineludible que obligaba al hombre a vivir para algo de absoluto. Recita el salmo 90: «Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría» (v. 12).

Contar los propios días como el corazón se hace sabio. Palabras que nos conducen a un sano realismo, expulsando el delirio de omnipotencia. ¿Qué cosa somos nosotros? Somos «casi nada», dice otro salmo (Cfr. 88,48); nuestros días transcurren velozmente: si viviéramos incluso cien años, al final nos parecerá que todo haya sido un soplo. Tantas veces yo he escuchado a los ancianos decir: “La vida se me ha pasado como un soplo”.

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